Seipaz - Blog - No tiene que ver contigo 3

No tiene que ver contigo - 3

Te doy algunos ejemplos para que veas con claridad de lo que hablo:

  • Era una niña de aproximadamente 10 años cuando vi a un hombre desplomarse al piso mientras cruzaba una avenida muy transitada. Recuerdo su cara de terror cuando los autos pasaban a un lado de él.

  • Una vez más siento con claridad la frustración que me daba que, a mis ojos, mi mamá tuviera más consideraciones con mi hermano y yo no recibiera un trato en equidad.

  • Percibo con detalle en mi mente y también en mi cuerpo la sensación de cargar a mi hija para dormirla o tomar la manita de mi hijo para caminar con él.

¿Cómo es que esto es posible?

Son las emociones y los sentimientos que experimenté en esos momentos los que me ayudan a recordarlos con precisión.

Los eventos en los que sentimos emociones intensas ya sean gratas o desagradables, son los que se quedan grabados en la memoria con mayor intensidad. Si, además son experiencias de la infancia, entonces puede llevan la interpretación de un niño o una niña quien esta conociendo el mundo; es decir, una percepción parcial, sin contexto y sin toda la información.

Un ejemplo de esta distorsión es claro en las historias de los adolescentes que narré en la primera parte de esta trilogía de artículos:

Teresa siente una tristeza muy profunda, ya que cree que el peor error de su madre es haberla concebido. Se ve a sí misma como tonta e incapaz de hacer algo bien y, por ello, siente que su mamá tiene que intervenir para resolver sus problemas. Al mismo tiempo, al enfrentar situaciones nuevas, se llena de miedo. Además, con frecuencia, se frustra, porque su mamá no escucha ni valida lo que ella quiere.

Teresa recurrió a mi acompañamiento debido a un trastorno alimentario que afectaba su salud. Sin embargo, lo que más drenaba su energía y mermaba su calidad de vida era ese cúmulo de emociones sucediendo todas juntas casi todos los días y que contenía frente a su madre para no tener más problemas con ella.

¿Por qué es importante saber de emociones?

Sólo si conoces y comprendes qué es lo que estás sintiendo, sabrás qué hacer para liberarlo. Cuando puedes definir qué emociones te visitan, también te abres al mundo de información que te pueden dar sobre ti mismo, misma, y sobre las huellas que las detonan.

¿Qué te parece si revisamos algunos ejemplos para que tengas una guía que te permita identificarlas y, luego, aprendas tanto como puedas de cada experiencia?

Antes de empezar, es pertinente que sepas que hay dos tipos generales de emociones: las básicas y las secundarias. Las primeras se consideran así porque todos los seres humanos las experimentamos y las podemos leer sin importar la cultura a la que pertenecemos.

Las secundarias se derivan de las primeras, pero en ellas intervienen factores como la memoria, las experiencias previas, los aprendizajes y los condicionamientos. Notarás con los ejemplos que se parecen mucho a las primarias, pero se vuelven únicas porque combinan también distintas emociones.

Aprende a identificar tus emociones

Ahora sí, ¡empecemos!

LA IRA Y LA FRUSTRACIÓN.

Llena de mucha energía, la ira es una emoción que, por lo general, nos lleva a la acción. Es la emoción que te impulsa a responder de mala manera, levantar la voz o azotar puertas.

La ira surge cuando sientes que algo o alguien amenaza tu bienestar, tu integridad o aquello que es importante para ti, como cuando sientes que juzgan a tus amigos, tus gustos, tus ideas o tus valores.

En casos más extremos, surge cuando alguien te violenta o violenta a alguien importante para ti. La ira emerge para poder defenderte y poner límites.
Por eso, muchas veces, la puedes ver en tus padres cuando estás rompiendo las reglas, no sigues instrucciones o haces cosas que te ponen en peligro.

Veamos ahora la frustración. Es una emoción secundaría muy similar a la ira que aparece cuando no hay forma de que puedas lograr algo esencial para ti, como expresar tu punto de vista, lo que sientes, tus pensamientos o cuando vives una y otra vez una situación desagradable o en la que te conviertes en la víctima de una injusticia y no está en ti hacer o decir algo para cambiarla.

Se siente algo así como “me tengo que aguantar” o “no puedo hacer nada" y va matizada con un fuerte componente de impotencia. En algunas ocasiones disfraza una profunda tristeza que no te permites sentir.

Cuando surja cualquiera de estas emociones haz lo siguiente:

  1. Conecta con tu reacción, tus pensamientos y tus sensaciones físicas y observa si lo que sientes es ira pura o encaja más en la complejidad de la frustración. Te doy un tip para ayudarte a diferenciarlas porque sé que son muy similares: enfócate en la causa que la detona. La ira responde a la amenaza y la frustración a la imposibilidad de lograr algo. A partir de esta diferencia para identificarlas, te será más fácil gestionarlas.

  2. Ambas emociones liberan adrenalina, noradrenalina y cortisol, químicos que podrás liberar tú mismo, misma a través de una actividad física controlada como salir a correr, hacer el mismo movimiento que harías si estuvieras pisando cucarachas, gritar desde el estómago, hacer ejercicio, tomar una clase de box o, mi favorito, hacer tapping*, porque además de liberar la emoción, también revela emociones y pensamientos ocultos que son los detonadores. Al elegir una de estas alternativas, te asegurarás de encontrar una salida inteligente de tu emoción en vez de agredir a otra persona, que es lo que se hace desde la inconciencia afectando tus relaciones.

*En Spotify próximamente encontrarás un ejercicio de tapping para liberación de ira y frustración.

LA TRISTEZA Y LA DEPRESIÓN.

La tristeza es una emoción básica que, con frecuencia, no queremos sentir, porque nos percibimos frágiles, débiles e indefensos. Sin embargo, la tristeza es una de las emociones que, si nos damos la oportunidad de sentir, es muy liberadora. Además, nos mostrará heridas causadas por pérdidas, no sólo de seres queridos, sino de cosas, como deseos, planes, proyectos o sueños, así como cambios inesperados y cierres de ciclos. Por ejemplo, el no tener la mamá que me gustaría, cariñosa y presente; o el percibirme solo e incomprendido.

Nota que la tristeza es una emoción natural que es pasajera: hay un detonante, la vives y y con el tiempo se va. Ahora, si la experimentas todos los días durante varias semanas e incluso meses, la emoción secundaria que enfrentas es un estado de depresión.

Señales de alarma

Sentir tristeza todos los días durante más de dos semanas y, además, dejar de frecuentar a tus amigos, no encontrar personas en quien confiar, no tener hambre, dejar de dormir y perder las ganas de hacer lo que cotidianamente harías.

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Si este es tu caso, te pido por favor que busques un especialista con quien puedas hablar y trabajar lo que te está pasando.
Si no cuentas con el apoyo de tus padres para encontrarlo, por favor, mándame un mensaje al número de Whatsapp y platicamos.

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Es importante que pongas mucha atención en tu sentir para identificar con claridad cuál de las dos podrías estar viviendo. Si lo que te pasa es que algunos días aislados te dan ganas de llorar y puedes identificar la causa de tu emoción en un evento específico, sólo estás triste.

Aún así, te recomiendo que llores, que escribas tus pensamientos y sentimientos y que encuentres alguien de confianza con quien platicar o tomes terapia. Una vez que te hayas dado la oportunidad de liberar la tristeza con estas acciones, empieza a hacer cosas que te gusten, como pintar, ir a clases de baile, ver películas divertidas, pasar tiempo con tus mejores amigos o salir a un día de campo.

Si la tristeza esta causada por una pérdida, por favor consulta con un experto que te acompañe. La mejor forma de transitar por un duelo es acompañado.

EL MIEDO Y LA ANSIEDAD.

Seguro lo has sentido. El miedo es un sentimiento innato de defensa que se activa ante un evento, real o imaginario, que consideramos atenta contra nuestra propia supervivencia y que se manifiesta con sensaciones intensas y nada gratas. Es parte del conjunto de emociones básicas y es una reacción también pasajera.

Ahora, la ansiedad puede percibirse como la reacción normal ante situaciones que te son desconocidas; experiencias de mucha presión como un examen o una competencia; o ante aquello que quieres que salga como lo tienes planeado pero cuyo resultado no está bajo tu control. Es un sentimiento secundario conectado de miedo, temor e inquietud temporal vinculado a experiencias del presente asociadas con tus aprendizajes del pasado que, si bien no deseas vivir, no tienen el componente de "vida o muerte" del miedo.

Señales de alarma

La ansiedad se apodera de ti cuando el miedo ya no es temporal y se vuelve abrumadora. No desaparece e incluso puede empeorar con los meses. Los síntomas pueden interferir con las actividades diarias, como tu desempeño escolar y tus relaciones personales.

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Nuevamente, si éste es tu caso, por favor consulta a un especialista.
Es muy importante que atiendas esta situación.
Si no cuentas con el apoyo de un adulto, escríbeme por favor.

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Si lo que vives son episodios ligeros y temporales de miedo (que puedes definir como una ansiedad suave por anticipación) que no afecta tu calidad de vida, te comparto estos tips para que elijas algunos y puedas liberarlo:

  • Moja tu cara con agua fría.

  • Haz inhalaciones y exhalaciones profundas.

  • Busca alguien importante para ti y de confianza y pídele que te dé un abrazo.

  • Mira el espacio en donde estás y reconoce que estás seguro mientras repites mentalmente “estoy seguro, segura y a salvo”.

  • Haz tres minutos de respiraciones conscientes.

¿Qué no puedes hacer ante las emociones?

Lo que no vas a hacer.

No te permitas evadir lo que estas sintiendo con alcohol, sexo, drogas, comida en exceso o cualquier otra forma de autodestrucción. Recuerda que lo que buscamos es que no te dejes dominar por las emociones, que tengas recursos para que te sea más fácil salir de esas experiencias difíciles que todos hemos vivido al ser hijos, y que, al hacerlo, identifiques y puedas sanar las heridas que las activan.

Tampoco puedes hacer las mismas cosas que tus padres han hecho, porque ya conoces el resultado. Toma un camino diferente que puedes empieza por escribir tu propia historia y luego, deja de percibirte como víctima de lo que no puedes cambiar, para reconocerte como la persona completa y empoderada, con paz en el alma y capaz de superar los momentos difíciles.

Elige y haz todo lo posible por vivir con un corazón compasivo ante las heridas de los demás, porque ahora sabes que
¡NO TIENEN QUE VER CONTIGO!