Te llevaré por los caminos que ya he recorrido.
“Tocar fondo se convirtió en la base sólida sobre la que reconstruí mi vida.”
J.K. Rowling
Quizás hoy sea igual para ti, que como lo fue para mí: durante muchos años sentí que Dios y la Vida confabulaban en mi contra.
Crecí con un padre distraído en su propio dolor y una madre que terminaría quitándose la vida cuando yo tenía 18 años. Ese momento de ruptura nos dejó solos, desconectados, en silencio, con una tristeza profunda y sin guía para continuar. Yo perdí el amor por la vida y la capacidad de conectar con otros. Empecé a autodestruirme, aunque en mi interior anhelaba crear una vida plena. El miedo, el vacío y el dolor dominaban mi existencia y, aunque no lo sabía entonces, estaba evitando a toda costa sufrir más pérdidas.
Cuando ya no pude más, emprendí el viaje para sanar y recuperar las partes de mí que la pérdida fragmentó. El dolor se convirtió en paz, aceptación y reconciliación; de la destrucción surgió la creación de la vida que soñaba.
Con estabilidad y claridad, supe que mi camino podía ayudar a otros. Así, mis procesos personales se convirtieron en certificaciones y, desde hace casi 15 años, tengo el privilegio de acompañar a personas como tú al reencuentro de sí mismas tras el dolor.
400 Libélulas y cuatro caminos
Cuenta la leyenda que 400 libélulas acudieron al llamado del sol para rescatar los fragmentos de Ixchel, la luna caída, y la sanaron con su calor y sus zumbidos para que volviera a brillar en cielo una vez más.
La sabiduría y prácticas de muchos maestros, como Joe Dispenza, Joe Vitale y Dr. Hew, me hicieron saberme creadora de mi realidad, me enseñaron sobre unidad y paz con la realidad. Por otro lado, las formaciones en Constelaciones familiares, Árbol transgeneracional y el trabajo con el trauma desde un punto de vista sistémico me mostraron que somos parte de un todo que da sentido a nuestra existencia y dolores; que todos, sin importar lo que hagamos, formamos una entidad más grande; que las acciones no se juzgan y que aceptar la vida como es, es parte de alcanzar la plenitud.
Cuando encontré nuevamente el sentido de mi vida, me di cuenta de que podía ver con claridad cuatro distintos caminos que me habían traído hasta este punto:
Mi camino de paz conmigo
El concepto que hoy tienes de ti y que, al mismo tiempo, define cómo te sientes, las decisiones que tomas y aquello que crees que mereces, se forma durante la infancia.
Cuando pude dejar atrás estos programas para elegir estar en paz con quien en realidad soy, rompí con la víctima desvalida para convertirme en la creadora de mi destino.
Mi camino de paz con el otro
Cuando un ser querido muere, también muere la vida como la conocías hasta ese momento. El silencio se adueña de ti y la devastación de las emociones guardadas te destruye por dentro.
Al encontrar la paz con el que se fue, reintegré una gran parte de mi corazón para disfrutar mi vida y es por ello que me siento tan feliz de compartir contigo este camino de vuelta a ti.
Mi camino de paz con mis creaciones
Los efectos de experimentar muerte, evasión, exclusión, asilamiento y vacío se convierten en un enfoque carente al percibir y experimentar la vida; y en la sensación de estancamiento de aquello que muere para no volver a crecer.
Romper con el anquilosamiento financiero, del trabajo, las relaciones y la salud, me llevaron a hacer las paces con la abundancia.
Mi camino de paz con la vida en mí
Las tendencias autodestructivas que siguieron a la pérdida hicieron mella en mi cuerpo.
Cuando sané, reconecté con la vida a través de la alimentación y el movimiento, regalándome bienestar. Y, aunque sé que no soy un cuerpo, lo valoro hoy como el medio más tangible y cercano que tengo para reconectar con la paz.
Te acompaño ahora con los aprendizajes de mi camino
Integrando mis propios hallazgos y la sabiduría y técnicas que me trajeron hasta este punto de sanación, de amor propio, de paz, de gozo y gratitud por la vida y las personas que están en ellas, he creado Sei Paz.
¡Tenía que compartir contigo la ruta para reencontrarte!
Mostrar lo que somos
Su nombre usa la palabra en italiano Sei para decir Eres Paz y la libélula simboliza el equilibrio, la prosperidad y el alma de los muertos. Y, como ya te conté, según los mayas, tiene el poder de integrar las partes fragmentadas del alma y regresar a la vida a quienes lo necesitan.
Mi aspiración es que tú también regreses a ti.
Te acompañaré a encontrar las partes de ti que se sienten fragmentadas, a reintegrarlas y a resignificar la experiencia de dolor, para que retomes tu vida con paz y gozo.
Algunas cosas personales sobre mí
Para que me conozcas un poco más
Mis pasiones
Mi familia, el crecimiento personal, los animales y aprender cosas nuevas.
Muy probablemente
Si me encuentras en la calle, me verás con ropa deportiva ya que disfruto mucho hacer ejercicio, porque es para mí una fuente generadora de energía y gozo.
La base
Aunque tengo una conexión con Dios, me encanta explicarme el mundo desde la ciencia y los hechos.
Mi guía
Es un Curso de Milagros. Estas magnificas enseñanzas me han permitido ver cómo funciona la vida desde un lugar de amor, paz, reconciliación y unidad. Es mi manual del bien vivir.
Me hace volar
Soy apasionada de seguir aprendiendo y trabajando en mí para así seguir descubriéndome y, a través de ese trabajo, acompañar más procesos de mis clientes.
¿Quieres volver a vivir con alegría y paz?
Caminaré contigo guiándote con una ruta clara y un destino esperanzador: recuperarte a ti mismo para disfrutarte y apreciar con nuevos ojos cada reto y abrazar las oportunidades con alegría.