Sanar la abundancia no sólo significa que tus ingresos mejorarán, sino que dejarás entrar a tu realidad hermosas relaciones y experiencias satisfactorias.

Cuando tu mirada está en lo que falta, en los errores, en la queja, en las injusticias de la vida y en que los demás no son como te gustaría que fueran, estás cultivando desde tu sentir, pensar y actuar una conciencia carente.

¡Estoy segura de que estás en este mundo para recibir todo lo bueno que mereces!

Lo terrible del descontento excesivo, de la crítica, de querer corregir a los otros o de enfocarte en lo que no tienes, es que estás viviendo lleno de insatisfacción.

Nada es suficiente, ni siquiera tú mismo. Y cuando nada lo es, no puedes valorar tus relaciones, tu trabajo, tu país, las personas que te rodean, las experiencias y, por lo tanto, tampoco te apreciarás a ti mismo.