Tuve una madre con grandes heridas en el alma, aunque intentaba ser alegre y amorosa. Sin embargo, el dolor que sentía era demasiado grande y, por esta razón, con frecuencia bebía alcohol en exceso. Cuando lo hacía, lloraba, discutía, no escuchaba, se ponía en riesgo y nos ponía en riesgo, pues se ponía al volante para regresar a casa.
Tener una mamá con alcoholismo fue muy retador y confuso. Nuestra relación era complicada: no nos entendíamos y con frecuencia discutíamos. Pero lo que me rompió fue que se suicidó encerrada en un baño mientras yo, afuera, hablaba con ella.
Sentí que no era suficiente para que ella decidiera quedarse a vivir; que no me amaba; que no le importé; y que, deliberadamente, me había abandonado. Mi dolor era tan grande que comencé a autodestruirme bebiendo en exceso, viviendo relaciones tóxicas y descuidando mi alimentación, mi salud y mi cuerpo.
Pasaron muchos, muchos, muchos años para que yo descubriera la verdad: ¡No tuvo que ver conmigo, ni con el amor que me tenía!
El trabajar con adultos con grandes heridas, alcohólicos y sufriendo una depresión profunda, me ha permitido ver con claridad que sus heridas tienen secuestrada su consciencia y que, aún sin quererlo, no pueden elegir algo distinto y terminan lastimando a quienes más aman. Esa es la verdad, y con toda certeza te reitero que no tiene que ver contigo.
Tus superpoderes te liberarán
Mi camino para sanar mi alma, así como mi experiencia acompañando a personas con grandes heridas, también me permitieron descubrir algo que es de verdad relevante para sanar: los seres humanos olvidamos y, por tanto, no utilizamos los “superpoderes“ con los que contamos por ser el dispositivo más completo y sofisticado de la creación.
En este caso en especial, me refiero a los poderes de percepción y creación de la realidad.
¿Qué significaría activarlos? Que, si bien no puedes cambiar lo que estás viviendo, sí tienes la capacidad de cambiar la forma en que interpretas ese evento.
Por ejemplo, te puedes aferrar a la historia que tus padres no te aman y sus acciones te lastiman o, con tus poderes en acción, puedes descubrir que lo en verdad quieres es, tal vez, reconocimiento y asumir que el reconocimiento más grande te lo puedes dar tú.
Cuando tenía tu edad, pensaba que eso no tenía sentido. Sin embargo, llegué a darme cuenta de que de nada sirve ser la persona más exitosa del mundo o la más bella, si a tus propios ojos no eres suficiente. El mundo entero puede alabar tu belleza o tus logros, pero si tú no los reconoces, siempre habrá un vacío en ti y nada de lo que tengas y vivas, será suficiente.
Así que hoy se trata de aprender a darle buen uso a tus superhabilidades.
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¡Comencemos!
Hack #1
LO MÁS IMPORTANTE ES CÓMO TE VES A TI MISMO, A TI MISMA.
Tal como te expliqué antes, lo único que verdaderamente le va a dar sentido a tu vida es convertirte en tu propio proveedor de bienestar.
Muchos adultos ponen su valor, amor propio o reconocimiento en manos de otros, como sus maestros, jefes, parejas, amigos o, por supuesto, sus padres; y pasan la vida resentidos porque no les dieron lo que les hubiera gustado recibir. No se dan cuenta de que, si se volvieran su propio proveedor de bienestar, en automático, dejarían de depender de los demás y, por tanto, siempre estarían llenos de lo que les hace falta.
Hack #2
¿QUÉ ES LO QUE EN VERDAD ESTÁS ESPERANDO RECIBIR DE LOS ADULTOS QUE ESTÁN A CARGO DE TI?
Hazte esa pregunta: ¿qué es lo que en verdad me gustaría que me den? ¿Reconocimiento, afecto, confianza, que valoren lo importante para mí, libertad?
¡Buenas noticias! En este momento puedes comenzar a tener claro qué necesitas y cómo te lo puedes dar: si es reconocimiento, felicítate a ti mismo por un trabajo bien hecho, por no responderle de mala gana a tus padres, o por cualquier acción que, para ti, represente un logro sin importar qué tan grande o pequeño sea.
Si es afecto, puedes decirte lo mucho que te amas y te puedes hablar y cuidar como te gustaría que te cuidaran y te hablaran.
Como ya te dije, si los demás te lo están dando y tú no te lo das a ti, de todas formas, será como no recibirlo y te quedarás lleno de frustración.
Hack #3
CUANDO ALGUIEN ESTÁ ENOJADO NO ES MOMENTO DE HABLAR, DE DEBATIR O DE HACER CARAS DE DESAGRADO.
Recuerda que la conciencia de esa persona está secuestrada por su dolor y, desde esa experiencia, no va a escuchar nada, ni te va a ver. Sin embargo tú sí puedes oírle con atención. Hazlo por amor a ti mismo, porque tal vez haya algo ahí que te dé pistas para confirmar que quien habla es su dolor.
Ahora, no porque algún mensaje importante venga de tus padres, maestros o entrenadores lo rechaces en automático. El arte de dejarte guiar por los adultos cuando eres adolescente o un joven adulto consiste en tomar lo que hace sentido y aplicarlo adaptándolo con base en tu esencia y a tu forma.
¡Ojo! No se trata de ser una replica de tus padres. Se trata de ser tú mismo o misma, pero tomando la sabiduría que ellos te ofrecen para luego “licuarla” con tu propio ser.
Hack #4
TU CEREBRO ESTÁ EN DESARROLLO.
Quizás no quieras escucharlo, pero la región de tu cerebro que mide el riesgo aun no alcanza la madurez, así que por eso sientes que para ti todo es fácil y no pasa nada.
Si aceptas esta verdad, te permitirás escuchar lo que los adultos te dicen y, sobre todo, tenerlo en cuenta en el momento de tomar decisiones.
Tu trabajo principal es cuidar de ti mismo, de ti misma, y hacer elecciones para que estés bien, con salud, seguro o segura y a salvo.
¡Fun Fact! Esa parte del cerebro termina de desarrollarse entre los 21 y 24 años y el alcohol la afecta. Así que, si conoces adultos a quienes les cuesta regular sus emociones, tomar decisiones, medir riesgo y planear, probablemente comenzaron a beber alcohol a temprana edad.
Toma nota y por favor cuida u omite el consumo de bebidas alcohólicas. Dale a tu cuerpo la oportunidad de terminar de crecer y desarrollarse. No es necesario adelantarse, porque todas las etapas llegan a su tiempo. Ahora tú sabes que tienes la posibilidad de elegir qué vas a hacer para no dañar tu cerebro.
Hack #5
EXPERIMENTA TUS EMOCIONES.
Las emociones no se controlan. Lo ideal es que te des permiso de sentirlas y expresarlas. Esto no significa permiso para desquitarte y gritar, patalear, insultar y culpar. Tú ya sabes cómo se siente cuando actúan así los adultos cuya conciencia ha sido secuestrada, así que confío en que no querrás hacer a otros lo mismo que te ha hecho sufrir.
Toma alguna de estas alternativas para expresar o liberar tus emociones de forma constructiva: escribe, corre o habla con un profesional o con algún adulto de tu confianza.
Querido adolescente:
En la tercera entrega de esta saga, vamos a platicar de tips para que sepas qué hacer con tus emociones y evitar que te controlen.
¡Nos leemos en la próxima entrega!
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